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Milagros proféticos

Milagros proféticos

Nuestro Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, fue uno de los Mensajeros de Al-lah a los que más milagros se les concedió, además, de ser de los más sorprendentes. Las señales milagrosas que recibió son muchísimas, tantas, que son incontables, pero la principal y más notoria de todas es, sin duda, el Noble Corán; sin embargo, pese a su magnitud, no le quita peso a los demás hechos sorprendentes que sobrepasaron lo natural, que ocurrieron en vida del Enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él.

Ibn Taimia dijo: “Le demostraba a su gente la autenticidad de su misión por medio de milagros que superaron los mil, como el resquebrajamiento de la luna y muchos otros más”. Al Baihaqui mencionó también que fueron más de mil, e Ibn Hayar reportó que An-Nawawi en Sharh Muslim estableció que pasaron de los mil doscientos. Ibn Al Qaiem, luego de revisar y contar los milagros realizados por Moisés y Jesús, la paz de Al-lah sea con ambos, dijo: “Si los milagros de estos dos Profetas de Al-lah siguen registrados, pese al tiempo que ha transcurrido desde su época hasta la nuestra, la dispersión de sus seguidores por el mundo, además, de que ya no existe ninguno de esos milagros, pues los más de mil que hizo en una época relativamente cercana, fueron relatados por la mejor generación que haya existido (los sahabas) y transmitidos de forma tawatur (es decir, de muchas personas a muchas personas, con el mismo sentido) de generación en generación (desde aquellas personas que los vieron hasta nuestro tiempo)”.

Los sahabas fueron testigos presenciales de todos los milagros que realizó, mientras que los idólatras solo vieron algunos, esto porque el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no se basaba en los milagros como el principal medio para la divulgación del Islam, sin embargo, su biografía señala alguno de estos eventos que fueron presenciados por ellos, como los siguientes:

El resquebrajamiento de la luna:

Este fue un milagro que presenciaron tanto musulmanes como incrédulos y que nunca fue concedido a otro Profeta. Al Jattabi dijo: “El agrietamiento de la luna fue una señal única, tan impresionante que otros milagros dados a los profetas anteriores no se le puede comparar”. Este suceso se dio debido a la petición de los mushrikin de la Meca de que el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, les mostrara una señal. Anas Ibn Malik, que Al-lah esté complacido con él, relató: “La gente de la Meca le pidió al Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, una señal, entonces les hizo ver cómo se resquebrajaba la luna y Al-lah reveló: {El Día del Juicio está próximo, y la Luna se parte en dos. Pero cuando contemplaron el signo, se rehusaron a creer y dijeron: "Esto es un hechizo persistente"} [Corán 54:1-2]” (Bujari). Yabir Bin Mat’am, que Al-lah esté complacido con él, reportó: “La luna se partió en dos partes en la época del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, una de sus partes se veía sobre esta montaña y la otra sobre aquella montaña, al ver esto la gente dijo: ‘Muhammad nos hechizó’, otros aludieron: ‘Nos habrá embrujado, pero no puede embrujar a todo el mundo’” (At-Tirmidhi y el Albani dijo que era Sahih). En una versión de este hadiz registrada en Muslim se encuentra: “Les mostró la luna partida dos veces”. Al Qadi ‘Iad dijo: “El agrietamiento de la luna fue un hecho confirmado por el Corán”. La gente de Quraish, pese a que fueron testigos de esta gran señal, la desmintieron y alegaron que era un simple hechizo.

As-Sa’di dijo en su Tafsir: “Una de las más grandes señales que indican la autenticidad del mensaje que transmitió Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y de que hablaba con la verdad, fue que cuando quienes los desmentían le pidieron una señal sobrenatural, él apuntó hacia la luna y esta se partió en dos por voluntad de Al-lah, una mitad sobre la montaña Abu Qubais y la otra sobre la montaña Qaiqa’an. Los mushrikun y demás gente presenciaron este fenómeno excepcional e inimaginable, algo nunca visto y no se había escuchado que sucediera en tiempos de los profetas anteriores. Se sorprendieron, sin embargo, sus corazones no se abrieron a la fe, por el contrario, desmintieron lo que vieron y dijeron: ‘Muhammad, nos hechizó, pero podremos confirmarlo preguntándole a los viajeros que van a arribar, pues si él nos embrujó es porque estábamos cerca de él, así que no habrá podido hacerlo con los que estaban lejos’. A cada uno que llegaba a la Meca le preguntaron si había visto lo que había pasado con la luna y todos les confirmaban dicho suceso”.

Descripción de Jerusalén (Bait Al Maqdis):

La descripción precisa que hizo el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, de Jerusalén tras el milagroso suceso del “al isra’ wal mi’ray” (el viaje nocturno), pese a que él nunca antes había estado allí, fue un milagro evidente presenciado por los mushrikun. Al siguiente día de este viaje asombroso y una vez asimiló todo lo que le había sucedido y había visto, temió que la gente no le creyera, lo que le causó preocupación y tristeza. Abu Yahl, al verlo en ese estado, le preguntó por la razón de su preocupación y el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le contó lo que le había ocurrido. Abu Yahl vio una oportunidad perfecta para hacerlo quedar mal y burlarse de él ante todo el mundo y le dijo: “Si reúno a toda la gente, ¿sostendrías esto que me has contado?”. El Enviado de Al-lah le dijo que sí. Entonces llamó a la gente y la reunió alrededor del Profeta para que les relatara lo que le había sucedido la noche anterior. Al escucharlo, gritaron por su sorpresa y algunos de ellos le pidieron que les describiera Jerusalén para hacerlo quedar en ridículo (pues todos sabían que él nunca había ido, así que era imposible que la describiera, en especial porque quienes preguntaba sí conocían esta ciudad), pero el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, los asombró con una descripción exacta de esta ciudad. ‘Abdul-lah Bin ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, reportó: “[…] el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, les dijo: ‘Fui llevado en la noche’. Replicaron: ‘¡¿A Jerusalén en una sola noche y ahora en la mañana estás aquí?!’ Respondió: ‘Así es’. Unos golpeaban sus manos y otros se ponían las manos en la cabeza, ambos en señal de estupor suponiendo que era mentira; le pidieron que describiera la Mezquita, pues entre ellos había algunos que habían visitado esa ciudad y visto la mezquita. Entonces el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: ‘Comencé a describirles el lugar, pero hubo un momento en el que me confundí, así que (Al-lah) me puso enfrente la imagen de la mezquita y la describí como si la estuviera viendo en vivo, pese a que yo no había memorizado esos detalles que mencioné’. La gente dijo: ‘¡Por Dios! Su descripción es correcta’” (Ahmad y Al Albani dijo que era Sahih). Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Estaba en mis aposentos cuando Quraish me cuestionaba sobre mi viaje en la noche y me preguntaba sobre detalles de Bait Al Maqdis que yo no había guardado en mi memoria. Pasé por el momento más difícil que había vivido; así que Al-lah hizo que viera esta ciudad como si estuviera en frente mío y comencé a describirles lo que ellos me pedían” (Muslim).

La descripción de Bait Al Maqdis dada por el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con tanta precisión, sin que hubiera ido antes a esa ciudad, algo que todo Quraish sabía, es un milagro asombroso, el cual certifica su veracidad y la de su mensaje. Pese a que respondió a lo que le pidieron y vieron la verdad frente a ellos, el rechazo de sus detractores de Quraish se incrementó. Ibn Al Qaiem dijo: “Al amanecer, les mencionó las grandes señales que Al-lah le había permitido presenciar, sin embargo, su repudio y ataques físicos y verbales hacia él aumentaron. Le pidieron una descripción de Bait Al Maqdis y Al-lah hizo que la vieran en frente, les dio detalles que los dejaron sin palabras, hasta el lugar por donde iban sus caravanas comerciales y cuándo iban a llegar a La Meca; pero pese a que les describió todo con lujo de detalles y que la caravana que les dijo que iba a llegar en un día determinado llegó sin retraso, su rechazo se incrementó”.

Milagros que fueron presenciados solo por algunos de los mushrikun:

Luego de la derrota que sufrieron los mushrikun en Badr, ‘Umair Bin Wahb Al Yahmi y Safwan Bin Umaia pactaron urdir un plan para terminar con la vida del Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. En la Sira de Ibn Hisham se registra que ambos mencionaron la aplastante derrota y la cantidad de muertos que tuvieron, entonces Safwan dijo: “Es bueno seguir vivo”, a lo que ‘Umair añadió: “Tienes razón. Te juro que si no fuera porque tengo una deuda que saldar e hijos pequeños, iría a donde Muhammad y lo mataría; pero, además, tiene preso a mi hijo”. Safwan aprovechó la oportunidad y le dijo: “No te preocupes, yo pagaré tu deuda y mantendré a tus hijos el resto de su vida, nada les faltará”. ‘Umair le pidió que mantuviera su pacto en secreto, tomó su espada y se dirigió hacia Medina. Al verlo, Omar lo agarró de la funda de su espada que tenía colgada a su cuello, pero el Enviado de Al-lah le pidió que lo dejara acercarse. ‘Umair lo saludó diciéndole: “Buenos días”, a lo que el Mensajero de Al-lah replicó: “Al-lah nos honró con un saludo mejor que el tuyo, con As-Salam, el saludo en el Paraíso”. Y le preguntó la razón de su visita. Le dijo que había venido a pedir piedad por su hijo, pero el Profeta le refutó su respuesta preguntándole que por qué había llegado armado; y respondió diciéndole que de nada le serviría una espada ante ellos. El Profeta le dijo: “Tú no has venido por eso. ¿No estuviste reunido con Safwan Bin Umaia recordando lo que les pasó y la derrota en Badr, y tú le dijiste que si no fuera por tus deudas e hijos vendrías a matarme y él se comprometió a saldar tu deuda y a mantener a tus hijos a cambio de que me mataras?” ‘Umair dijo: “Testifico que tú eres el Profeta de Al-lah. Desmentía todo lo que nos transmitías del cielo y lo que te era revelado… Nadie más que Al-lah pudo haberte dicho lo que pactamos en esa reunión, pues estaba yo solo con Safwan. Alabado sea Al-lah por guiarme al Islam, haciendo que tomara esa decisión, para finalmente ser testigo de la verdad”.

El milagro aquí fue evidente, fue saber qué hablaron y qué pactaron en esa reunión en la que solo estaban ellos dos. Hecho que hizo que ‘Umair aceptara la verdad y se convirtiera al Islam.

‘Abdul-lah Bin ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, relató que un hombre de Banu ‘Amer llegó a donde el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y le dijo: “Profeta de Al-lah, déjame ver la marca que tienes en tu hombro, yo soy una persona que entiende mucho de medicina”. El Enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, le dijo: “¿Quieres que te muestre una señal?”, a lo que respondió afirmativamente. Entonces el Profeta le dijo: “Mira aquella palmera y llama hacia ti ese racimo”. Lo llamó y este saltó hacia él. El Mensajero de Al-lah le ordenó que volviera a su lugar y así lo hizo. Entonces, Al ‘Amiri dijo: “Gente de Banu ‘Amer, nunca había visto un hombre con más hechicería que él” (Ahmad).

Los mushrikun fueron testigos de los milagros realizados por el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, junto con los sahabas a quienes estos sucesos hicieron que su fe se incrementara y afirmara. Además, algunos idólatras presenciaron algunos de estos hechos maravillosos individualmente, a unos los llevó a aceptar la verdad, pero a otros no; algunos no se convirtieron al Islam en el momento de verlos, sino que lo hicieron más adelante. Por otra parte, cuando ellos alegaban que Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, era un hechicero o que los había embrujado, no lo decían porque creyeran que él era un encantador, sino que lo afirmaban en señal de rechazo y para no aceptar la verdad, tal como sucedió con el milagro de la partición de la luna, como lo describió Al-lah: {Pero cuando contemplaron el signo, se rehusaron a creer y dijeron: "Esto es un hechizo persistente"} [Corán 54:2].

Ellos sabían que el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no era un hechicero y que no era mentiroso, pero lo rechazaban por terquedad y orgullo, dijo Al-lah: {Pero no es a ti a quien desmienten, sino que lo que los injustos rechazan es la palabra de Al-lah} [Corán 6:33].

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