El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, educó a sus sahabas en la dignidad y el decoro para que no le pidieran nada a los demás. Samura Bin Yundub, que Al-lah esté complacido con él, reportó que el Profeta Muhammad dijo: “El que pide es como si se marcara la cara. Así que, quien quiera que su cara tenga una marca, que lo haga; y quien no, que no lo haga” (Abu Dawud). ‘Aid Bin ‘Amru, que Al-lah esté complacido con él, narró que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Si supieran lo malo que es pedirles a los demás, ninguno de ustedes lo haría” (An-Nasa’i). Al Bujari registró que Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, mencionó que el Enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Que una persona recoja leña y la cargue sobre su espalda [para venderla] es mejor, en lugar de que vaya y le pida a alguien que pueda ser que le dé o no”.
La Sira del Profeta está llena de enseñanzas en las que se reprocha el hecho de andar pidiéndoles a los demás y, al mismo tiempo, destacó la gran recompensa, el Paraíso, que merecerá quien se abstenga de pedir. Entre sus instrucciones tenemos:
• ‘Auf Bin Malik Al Ashya’i, que Al-lah esté complacido con él, reportó que él junto con otros cuantos estaban donde el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y él les dijo: “¿Por qué no me juran fidelidad?”. No hacía mucho ellos habían hecho ese juramento y por eso le respondieron: “Pero ya lo hicimos, Mensajero de Al-lah”. Repitió: “¿Por qué no me juran fidelidad?”. Entonces extendieron sus manos y dijeron: “¡Te juramos fidelidad! ¿A qué quieres que nos comprometamos?”, les dijo: “Júrenme que no adorarán a nada ni nadie más que a Al-lah, sin asociarlo con nada ni nadie, que establecerán las cinco oraciones, que obedecerán, que guardarán los secretos y que no le pedirán nada a nadie”. ‘Auf añadió: “Vi a quienes estaban conmigo que, si se les caía el látigo, no le pedían a nadie que se los alcanzara” (Muslim). An-Nawawi dijo: “Ellos aplicaron la orden que se les dio de forma general, por eso no pedían ayuda ni en los asuntos más insignificantes”.
• Zauban, que Al-lah esté complacido con él, mencionó que el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “¿Quién se compromete a no pedirle nada a nadie, y yo le aseguro que si lo hace le será concedido el Paraíso?”. Zauban dijo: “Yo, yo me comprometo”, y de ahí en adelante no le pidió nada a nadie (Abu Dawud, Al Albani dijo que era Sahih). En otro registro de este hadiz se añadió: “Cuando se le caía el látigo a Zauban y él estaba sobre su caballo, no le pedía a nadie que se lo alcanzara. Él se bajaba y lo recogía por sí mismo”.
• Hakim Bin Hizam, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Le pedí ayuda al Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y me dio. Le pedí nuevamente y me volvió a dar, pero luego me dijo: ‘Hakim, el dinero que se recibe como ayuda es comparable a la fruta madura y dulce; así que, quien lo toma desinteresadamente será bendecido, contrario de quien lo hace con ambición, este último es como quien come y no sacia su hambre. Ten presente que la mano que da es mejor que la que recibe’”. Hakim dijo: “Te juro por Al-lah, Quien te envió con la verdad, que no le pediré a nadie nada hasta que muera”. Cuando Abu Baker, que Al-lah esté complacido con él, lo llamaba para darle algo, él rechazaba y así hacía cuando Omar quería hacer lo mismo. Omar, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Musulmanes, los pongo como testigos de que yo quiero darle lo que a él le corresponde del dinero que recolectamos de la yizia, pero él no lo recibe”. Hakim jamás recibió algo de alguien desde que el Profeta le dijo eso hasta el día en que murió (Bujari). Hakim entendió las palabras que el Mensajero de Al-lah le dijo, y lo impactaron tanto que ni siquiera le pedía a su sirviente que le sirviera agua o que se la vertiera cuando hacía el wudu’, tal como lo reportó Ibn Abu Ad-Dunia. Y así hizo hasta que le llegó la muerte.
Estas son algunas de las enseñanzas del Profeta Muhammad en las que prohibió pedir a los demás y en las que aclaró la gran recompensa que recibiría quien cumpliera con esta directriz que, como él mismo lo refirió, esta sería el Paraíso. Así que no hay que pedir ni poco ni mucho, a menos que se tenga una necesidad extrema y no haya otro medio, en tal caso, no se condena a la persona que lo haga. Esta excepción se entiende del hecho de que el Profeta de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, no le pidió a todos los sahabas que hicieran esa promesa y, además, como lo señalaron algunos de los ‘ulama’, esa es la razón por la que él le pidió a ‘Auf y quienes estaban con él que guardaran el secreto, como si fuera algo exclusivo para ellos nada más.
El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, educó a sus sahabas en la dignidad, la convicción y que estuvieran conformes con lo que tenía, para que de esta forma no le pidieran nada a nadie.