Las alabanzas sean para Al-lah, Señor y Creador del universo, y que Su paz y Sus bendiciones sean con el Profeta Muhammad, con todos sus familiares y todos sus discípulos.
En el Corán encontramos que Al-lah ordenó pedir bendiciones por Su Profeta, dijo: {Dios bendice al Profeta y Sus ángeles piden [a Dios] que lo bendiga. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él} [Corán 33: 56].
En la Sunnah del Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se encuentran varias enseñanzas que demuestran su virtud, dentro de las cuales podemos mencionar el relato registrado por Muslim, Abu Dawud y At-Tirmidhi en el que Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, dijo que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “A quien le pide a Al-lah bendiciones por mí, Al-lah lo bendice diez veces”.
Ahmad registró que Abu Hurairah contó que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Pidan bendiciones a Al-lah por mí, pues ese acto purifica su alma; además, pedirle que me dé paz es un medio para llegar al Paraíso”.
‘Abdur-Rahman Bin ‘Auf relató que vio que el Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se demoró mucho en el suyud, por lo que, cuando terminó, le dijo: “Me asusté al ver que te demoraste tanto tiempo postrado, pensé que Al-lah había decretado tu muerte”; le dijo: “Me demoré porque le estaba agradeciendo a Al-lah, pues me envió a Gabriel para que me informara que Él decía: ‘A quien pida bendiciones por ti, Yo lo bendeciré; y a quien pida paz por ti, Yo le daré paz’”.
El mejor tiempo para hacer esta súplica es el día y la noche del viernes (la noche anterior al día), así fue mencionado por Aus Al Zaqafi, que Al-lah esté complacido con él, que contó que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “El mejor de todos los días es el viernes, en él fue creado Adán y en él murió, en él se dará inicio al fin del mundo. Así que suplíquenle a Al-lah que me bendiga y me dé paz, pues sus súplicas me serán expuestas” (Ahmad, Abu Dawud, An-Nasai’ e Ibn Juzaima, quien dijo que era Sahih).
Esta súplica es obligatoria una vez en la vida, luego se vuelve un acto recomendado, así lo mencionó Ibn Kazir en su Tafsir al transmitir que Al Qadi ‘Iyad reportó al respecto consenso entre los sabios musulmanes.
En términos generales hacer esta súplica tiene una gran virtud, especialmente porque se está cumpliendo con un mandato directo de Al-lah, además, esto aleja a la persona de ser de los perdedores y de los tacaños; porque el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “(El perdedor) y el tacaño es aquel que cuando escucha que se menciona mi nombre no le pide a Al-lah bendiciones y paz por mí” (Ahamd, de Ali Bin Abu Talib).
Respecto a particularizar este acto con un número determinado y después del du’a, no existe texto válido alguno que lo sustente. Lo que encontramos es que fue establecido hacerlo antes del Dua’ y después de alabar a Al-lah cuando se hace una discertación, así fue registrado por Abu Dawud, At-Tirmidhi y An-Nasa’i, del reporte de Fadala Bin ‘Ubaid en el que se menciona que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, vio a una persona que antes de su súplica no enalteció a Al-lah y tampoco pidió bendiciones ni paz por él, entonces lo llamó y le enseñó que debía iniciar enalteciendo a Al-lah y pidiendo bendiciones y paz por Su Mensajero, y que luego suplicara y pidiera todo lo que quisiera.
Y Al-lah sabe más.