¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Es bien sabido que transportar a los difuntos hasta la tumba en un coche fúnebre o cualquier otro vehículo diseñado para llevar muertos, es algo común entre los musulmanes, por lo tanto no hay inconveniente alguno en hacerlo.
Y Al-lah sabe más.