En una de las expediciones militares de los musulmanes enviadas al territorio de Nayd (oriente de la Península Arábiga) apresaron a uno de los más importantes líderes tribales árabes: Zumamah, jefe de la gente que habitaba la tierra de Iamamah. Cuando los musulmanes ganaron fuerza y terreno, comenzaron a realizar varias campañas militares con el fin de prevenir ataques a Medina, estas acciones ayudaron en parte a que muchos árabes se convirtieran al Islam, esto no significa que se usara la fuerza para convencerlos, sino al ver que los musulmanes podían defenderlos, no se sentían intimidados por los incrédulos que los tenían amenazados. La captura de Zumamah fue un duro golpe para los idólatras de la Península, porque él era uno de sus grandes líderes y uno de los personajes más representativos en la Península.
El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, ordenó que se le atara a una de las columnas de la mezquita para que Zumamah pudiera ver a los musulmanes practicando su fe, para que viese su devoción y para que oyera el Corán recitado por el mismo Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam; porque su voz generaba emociones únicas en el alma. Yubair Ibn Mut’im dijo que nunca escuchó una voz más hermosa que la del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recitando el Corán, que sentía -cuando lo oía - que su corazón iba a salirse de su cuerpo. Además no debemos olvidar que el mejor lugar de todos es la mezquita, pues es la parte donde todas las actividades de bien, que tengan que ver con la comunidad musulmana, se realizan: se solucionaban las querellas entre las personas, se realizaban matrimonios, se recibía a los extranjeros, se daba posada a los necesitados, como el caso de la gente de Safa, se recolectaban ayudas, desde allí partían las expediciones militares, se repartía el botín de guerra, se consultaba y preguntaba al pueblo. En el tiempo del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, la Mezquita era el punto de encuentro donde los Sahabah se reunían con él, para aprender, obedecerle y amarle. El ser testigo de todas estas actividades, debe infundir en el ser un sentimiento muy positivo, por todo esto es que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, ordenó que se le dejará en este lugar y no en otro.
¿Qué pensaba Zumamah del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam?
El Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, se acercó a él y le dijo: “Qué piensas que haré con tigo?” Contestó: “¡Solo el bien, oh Muhammad! Si me matas, matarías a una persona que ha asesinado ya (es decir, merezco el castigo), pero si me dejas libre, le habrás hecho un favor a alguien que es agradecido, y si quieres pedir recompensa por mí, pide lo que desees que te darán lo que pidas”.El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, durante tres días vino y le preguntó lo mismo, y la respuesta de Zumamah fue siempre la misma, es decir, Zumamah estaba convencido que lo que decidiera hacer el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, con él era justo, y que Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, era una buena persona que no iba a hacerle daño alguno. Por su parte el Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, al ver la posición de Zumamah y la convicción que tenía decidió liberarle finalmente.
La conversión al Islam de Zumamah
Lo primero que hizo Zumamah cuando el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, ordenó que lo dejaran en libertad, no fue salir corriendo para regresar a su gente como lo haría cualquier otro en su posición, pues su estadía en la mezquita y todo lo que presenció hizo que su corazón se iluminara, así que se fue a un lugar donde poder bañarse y luego hizo la Shahadah. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, le anunció que sus pecados habían sido borrados y que se contaría entre las personas que entrarán en el Paraíso. De esta manera el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y su mensaje, paso de ser lo más odiado a ser lo más amado para Zumamah, que Al-lah esté complacido con él.
Esto de muestra que si a los presos se les encierra en un lugar adecuado, donde vean y experimenten cosas positivas, cambiarán y se logrará cumplir con el verdadero objetivo de su cautiverio, regenerarlos. Además Zumamah sólo conocía del Profeta Muhammad, sallallahu a’laihi wa sallam, y los musulmanes lo que habían inventado los hipócritas y judíos de Medina junto con los idólatras de la Meca. Su experiencia durante esos tres días que vivió en la mezquita, le mostró como eran los musulmanes en realidad desde el interior y le quitó la venda de la mentira que los enemigos del Islam le habían puesto en sus ojos. Pero sobre todo lo que le hizo reconocer la naturaleza del Islam, fue la decisión del Mensajero de Al-lah, sallallahu a’laihi wa sallam, de liberarlo sin pedir a cambio nada. Este tiempo vivido en el seno de la comunidad logró que el interior de Zumamah se reformara y cambiara por completo, lo que nos hace entender que convertirse al Islam no es solo pronunciar unas palabras y ya, debe haber un cambio interno radical, pues para llegar al nivel de quienes se cuentan como creyentes, Al-lah y Su Profeta deben ser lo más querido para el ser, se debe amar lo que a Al-lah le gusta y repudiar con todo su corazón la idea de volver a caer en el Kufr (la incredulidad).
Zumamah tenía la intención de hacer Al ‘Umrah (la peregrinación menor), en aquel tiempo los incrédulos cumplían con este rito, claro a su manera, pues hacían At-Tawaf alrededor de sus ídolos y dioses, algunos completamente desnudos, y los de Quraish por sentirse mejores que los demás, no iban hasta el valle de ‘Arafat, en fin, aunque los ritos del Hayy y el ‘Umrah, se habían heredado del Profeta Ibrahim (Abraham) la paz sea con él, los incrédulos los habían distorsionado por completo, además de añadirle el toque idolátrico. Así que Zumamah le dijo al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Cuando me capturaron yo iba camino hacia Al ‘Umrah, ¿qué piensas, la hago o no?”, el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, le ordenó que la hiciera.
Es increíble ver el cambio de Zumamah, que Al-lah esté complacido con él, es inimaginable ver a todo un líder de los árabes pidiendo permiso para hacer algo, pero esto es lo que pasa cuando una persona entiende definitivamente que el Islam es la religión de la verdad.