Lo primero que se viene a la mente de la gran mayoría de las personas al oír “amor propio” es el egoísmo, la vanidad y hasta el narcisismo. Sin lugar a duda, estas conductas son despreciables, pues conducen a la soberbia, además, son el resultado de excederse en la consideración que se tiene de sí mismo. Dijo Al-lah: {Dios no ama a los presumidos ni a los engreídos} [Corán 31:18]; y el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Al Paraíso no entra quien tenga en su corazón el equivalente al peso de un átomo de orgullo” (Muslim).
La persona que sobrepone sus deseos, sus intereses y sus necesidades sin tener en cuenta los de la otra gente, es egoísta. El egoísmo la lleva a extralimitarse en todo sentido, pues para lograr lo que se propone pasa por encima de quien y lo que sea, incluso cae en comportamientos bajos e inmorales.
Sin embargo, al reflexionar sobre el significado y sentido que tiene “el amor propio” nos damos cuenta de que es algo natural que Dios dispuso en la naturaleza del ser humano y que, por lo tanto, no tiene nada de malo, siempre y cuando no haya exceso ni negligencia.
¡¿Cómo no hemos de amarnos a nosotros mismos siendo que Al-lah nos honró, dignificó y escogió por sobre toda la creación?! Dijo Al-lah: {Y [menciona, oh, Muhammad] cuando tu Señor le dijo a los ángeles: “He de establecer en la Tierra a quien la herede”} [Corán 2:30]; así, hizo al ser humano el regente de Su creación, y además Él hizo que los ángeles se postraran ante el ser humano en el momento en el que le dio vida insuflando su espíritu: {¡Prostérnense ante Adán!} [Corán 2:34]. Dicho suyud (prosternación) fue en señal de respeto y no de adoración, como lo explica el gran exégeta Ibn Kazir.
Además, esa honra se ve reflejada en lo que Al-lah dijo: {He honrado al ser humano y le he facilitado los medios para viajar por la tierra y por el mar, le he proveído de todo lo bueno y lo he favorecido sobre muchas otras criaturas} [Corán 17:70]; y: {También puso a su servicio cuanto hay en los cielos y en la Tierra como una gracia proveniente de Él} [Corán 45:13].
El amor propio debe ir después del que se tiene por Al-lah y por Su Profeta, esto quedó evidenciado en el famoso diálogo que hubo entre el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y su gran sahabah Omar Bin Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, en el que Omar dijo: “Mensajero de Al-lah, tú eres lo que más amo después de mí mismo”. El Profeta le dijo: “Entonces no soy lo que más amas”. Omar entendió y dijo: “Te juro por Al-lah que ahora te amo más que a mí mismo”, a lo que el Profeta respondió: “Así debe ser, Omar” (Bujari).
¿Por qué el ser humano debe amarse a sí mismo? Cuando el ser humano se ama a sí mismo de la forma que el Islam enseña, se logran los siguientes frutos:
- Buscará mejorar su comportamiento y conducta, alejándose de toda bajeza.
- Buscará purificar su ser para acercarse a Al-lah y ganar Su complacencia.
- Buscará el autodesarrollo en todo sentido: psicológico, físico, social, religioso, laboral y profesional.
- Es la base principal para abandonar todas las conductas negativas, pues al amarse a sí mismo el individuo busca lo mejor para sí.
- Es el medio que lo ayuda a convertirse en una persona agradecida con Al-lah por los favores que le ha concedido.
- Convierte a la persona en un ejemplo influyente ante los demás, pues la hace ser segura de sí misma.
- Aleja a la persona de la humillación y la inseguridad, ya que al tener autoconfianza no necesita demostrar a los demás nada, esto le da una estabilidad emocional y psicológica que la aleja de sentir complejos, tristeza y depresión.
- Hace que la persona sea fuerte y capaz de superar los retos que se le presentan, cumpliendo con lo que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, señaló cuando dijo: “El creyente fuerte es mejor que el débil” (Muslim).
- Hace que la persona sea positiva y que entienda que Al-lah no le impone cargas que no pueda soportar.